agosto 19, 2009

La verdad de la muerte



De un mes para aca me he visto en la obligacion de tratar con la muerte de personas no tan cercanas pero muy conocidas por mi.


Me he sorprendido no por el hecho de la muerte, sino por la magestuosidad en que solemos olvidar que eso es lo unico seguro que tenemos en esta vida. Al final solo nos queda el camino recorrido, los recuerdos de los amigos y familiares, fotos, recuerdos y mas recuerdos de los cuales las unicas personas que abrasaran ese pensamiento son aquellos que queden con la pena de la partida de uno.


Aquellas personas que quedan renuentes a la idea, de que no es posible que haya ocurrido este acto final, tan rapido o a veces tan lento, demasiado temprano o muy tarde, igual la reaccion hacia la muerte es la misma, el vacio de saber que esa persona no estara en nuestras vidas cotidianas, en nuestras vidas sociales o simplemente en nuestro pensar terrenal, pensar el hecho de que no podremos escucharlo de nuevo, verlo, sentirlo, saber de el o ella, de sus ocurrencias, de sus andanzas, de que estaba haciendo algo, es funebre el pensamiento es tan negro como la noche, y aunque nuestra vida completa la pasamos preparandonos y teniendo en cuenta que es lo unico que si pasara con seguridad, no se termina de digerir toda la informacion.


Este momento lo plasmo porque me siento tan triste por la perdida de dos personas que tocaron mi vida y en menos de un mes me avisaron que pasaron a mejor lugar en algun espacio del universo, me siento triste porque me di cuenta que he olvidado que al final del camino recorrido eso es lo unico seguro, se quedan las risas para aquellos que las escucharon y las lagrimas para aquellos que las absorvieron. Me siento triste porque es el momento mas impotente que nos toca a todos vivir, es el unico momento en el que realmente no se puede hacer mas nada que ser paciente a la partida. Me siento triste porque esperamos a veces a que ocurra tal momento para liberar sentiemientos que esa persona no nos podra responder, por las veces que se goza y se amanece junto a tal compañia, me habia olvidado de que en muerte no respondera aquella persona el te quiero, o la invitacion negada o el telefono o simplemente el encontrarse por equivocacion en un chat en una discoteca en cualquier sitio de la capital.

Me siento triste porque olvidamos ser quienes somos en verdad, hasta que llega tal momento.

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